(Fanzine del des...) I. Un cráter.

Hacer música es complicado
Expresarse por medio de la pintura o la escultura es complicado
Conectarse a tiempo con las propias emociones,
saberlas identificar y transmitirlas adecuadamente
a la otra persona, es, también,
complicado.
Así que voy a escribir mejor un fanzine
aquí en esta isla solitaria de internet
ahora que andan todos distraídos entre stories y likes
y, según las estadísticas de google, nadie me mira.

Querida Fer:

Jo publicó hoy en instagram una foto de su polla.
La estuvimos analizando mientras ayudábamos a Ju
a montar su exposición.
Es seguro su mano en su pene
empalmado dentro del calzoncillo azul
es como cuando los tíos te mandan fotos de sus penes
sólo que más artístico.
Con lo que a mí me gustaba
su pene
qué pena
me puse triste al verlo
diría, más afinadamente, que me dio zozobra
Después de haber pasado la tarde abatida
y la mañana sintiendo bastante pesadumbre.
Yo, como los esquimales,
que tienen no sé cuántos nombres para el blanco
(aunque se ve que esto es un bulo
que corre por ahí para usarlo de metáfora
tal como haré ahora mismo)
yo tengo, como los esquimales, decía,
muy a mano los nombres de subtipos de tristeza
tan concretos que a veces no pueden ni usarse
por ejemplo: tribulación
es una palabra que me gustaría
decir más a menudo, cuando me siento mal
pero ya sólo decirla
desviaría la atención del verdadero meollo del asunto.

Es un desastre mi inseguridad.

Lo embarra todo
empaña los cristales de las gafas
del amor.
Por más que la busco
no doy con la fórmula
que desactive el mecanismo de la catástrofe
una vez se ha puesto en marcha,
y debe de ser una fórmula muy fácil
la típica chorrada
que dices, ah, pues claro,
como lo de que la tierra es redonda y todo gira
alrededor de otra cosa.
Pero no doy con ello.
Me acerco y se aleja.
Creo que ya está y no,
no está.
Está todo enredado ahí dentro, un caos,
tendré que seguir yendo a psicoanálisis
por los siglos de los siglos.
Esto me desespera un poco.
Aunque he de reconocer que noto avances,
por ejemplo:
tengo buena amistad con mis antiguos amantes,quién me lo iba a decir
a mí, que era hasta hace nada
una máquina de hacer ex y odiarlos
se me daban bien los épicos papeles de despecho
en el melodrama de nuestras vidas
tan prolongadamente
preocupantemente
postadolescentes.
Pero el viernes no hice ningún papel.
Fue, sinceramente, lo más triste que me ha pasado en años.
No estar a gusto
con la persona que te gusta
que se cansa de seguir arreglando
las piezas que no funcionan
y quiere tirar el aparato a la basura,
y tú gritas pero no, no, déjame a mí,
y una imagen en cámara lenta del torpe forcejeo
el aparato cayendo al suelo
rompiéndose en mil pedazos,
luego el recogedor, el cubo,
y el camión de la basura alejándose
por las calles de Madrid, que en verano huelen a mierda.
Ese, parece, fue el fin,
de la delicadísima torre de naipes
que habíamos conseguido levantar
en mitad de tormentas considerables e inesperadas.
Luego, cuando estaba en el balcón
todavía pasando la respiración por el filtrillo del llanto
me llegó un mensaje de Who, examante amigo
de estos que ahora conservo
"hace un año de Moratalaz,
feliz aniversario"
y me hizo ilusión acordarme
del verano anterior.
Bebimos kalimotxo rodeados de adolescentes
acabamos follando por la calle, camino de su casa
y una vez en su casa lo hicimos otra vez de todas las maneras y en todas partes
mientras escuchábamos canciones de Camela.
Quiero decir, que la vida siempre es divertida,
que eso no es un problema,
que no hay, en realidad, ningún problema
En el lugar del problema hay un cráter
de pena sin más.