20170621

(Fanzine del des...) II El incendio de Pedrogao

Me has dejado de seguir
en instagram y facebook
Yo también hago tonterías.
Por ejemplo:
busqué en google
la compatibilidad de nuestros signos zodiacales.
Me pregunto
de qué nos sirven
estos pequeños rituales infantiles
en mi caso: para resetear la cabeza entre beat y beat.
Arcanos.com dice que:
Ambos desbordamos fantasía.
Seremos compatibles al punto de idear
un mundo de ilusiones que nos cautivará,
sin embargo y repentinamente,
tú sucumbirías ahogado en tus propios líquidos
y buscarías cambio de pareja.
Somos los amigos perfectos
pues establecemos una relación armoniosa;
como pareja lo tenemos
un poco más complicado.
Ambos amamos la libertad
y no soportamos las imposiciones y la rutina,
Tú cuando te enamoras eres incierto,
tu comportamiento cambiante despista,
olvidas detalles, te evades al punto de emprender vuelo
en tu particular alfombra mágica,
sin embargo cuando yo me enamoro,
me entrego sin condiciones
y si veo grietas en la incondicionalidad que demando,
no dudo en buscar nuevas sensaciones en otros brazos.
Actitud que no está reñida con tus impulsos
de cambiar de aires cuando te sientes atrapado.
La compatibilidad entre nosotros no es imposible
pero sí encontraremos piedras en el camino,
nos hemos de amar mucho para saltar por encima de ellas
y no desbarrancar en el intento.
Mientras no llegue el fin,
muchas cosas aprenderemos el uno del otro
y si nuestras circunstancias nos separan,
ayudados por la madurez
podríamos rescatar la amistad que nos mantuvo unidos.
Yo enciendo y tú insuflas e inflamas,
ambos nos complementamos,
nos desenvolvemos activamente,
ambos somos movimiento.
Mi vital e irreflexivo Fuego es redireccionado
por tu emotivo y filósofo Aire que lo expande,
permites hacer crecer mi conciencia,
encauzas la vitalidad y potencia de este volátil elemento
y me enseñas una manera menos agresiva de relacionarme.
Jugamos a hacer formas en el viento
o arrasamos cual Atila,
convirtiendo en tierra quemada todo lo que dejamos tras de nosotros.
Yo soy el carnero que cuida y guía, amo la acción, la ejecución,
siempre estoy ansiando comenzar cosas,
emprender nuevos proyectos.
Tú eres el aguador, representas la sabiduría
que se derrama a toda la humanidad.
Yo soy regida por Marte, el Señor de la Guerra
me relaciono con el mundo a través de la violencia,
la fuerza, la virilidad, la agresividad,
a menudo necesaria para defenderme del entorno en el que vivía.
Marte me confiere un temperamento batallador,
apasionado,
capaz de enfrentarse a las adversidades
y me otorga una notable determinación,
lamentablemente carente de perseverancia
para culminar mis emprendimientos. 
Tú eres regido por Urano.
Este planeta personifica la fuerza dinámica y la decisión,
confiere a sus gobernados la capacidad
de modificar la realidad inesperada y drásticamente.
Urano evidencia los problemas existentes,
para resolverlos enérgicamente.
Este planeta también está asociado con la modernidad y la tecnología,
además inspira en ti una gran curiosidad,
que te otorga dotes de inventiva y experimentación.
Urano también es la chispa que enciende la individualidad
invitándola a manifestarse de manera original, creativa y autónoma.
Yo soy masculina.
Soy extrovertida, activa, impulsiva,
reacciono ante los acontecimientos
intentando dirigir mi destino y el de los demás.
Mi virilidad me hace ser un signo
de polaridad positiva,
lo que significa que soy de los que toman la iniciativa,
tengo una libido potente
y soy impaciente e individualista.
Tú eres masculino.
Eres extrovertido, activo y dinámico.
Al tener el Aire como elemento,
también eres fantasioso, creativo, imaginativo,
poco concreto y ávido de conocimientos;
sin embargo,
tienes una gran capacidad para elaborar proyectos.
Por ser Masculino,
eres también es un signo de polaridad positiva,
lo cual te hace iniciar la acción,
tener una libido potente
y ser de los que van directo al grano.

Somos, en resumen, dos buenos hombres
de fuego y aire.
Y yo no puedo parar de pensar
en el incendio de Pedrogao
que estalló el día después de nuestra ruptura
y en diez minutos arrasó, incomprensiblemente,
cientos de hectáreas,
matando a los animales que se quedaron en las aldeas
y a las personas que intentaban huir entre las llamas.