Y encontramos a los muertos otra vez, y les despegamos las costras de suciedad. Muertos-Maniquíes. Les quitamos los disfraces de prostituta de la tienda de souvenirs. Los abrazamos, negociamos con el dependiente, no nunca estuvieron en venta, nos los llevamos en volandas lejos de los imanes de nevera, los llaveros, los abrelatas, las camisetas, los corazones de peluche, las postales a 50 centavos. Hemos reservado una habitación en el Terrible's y pedimos que nos suban una botella de Champán de 9 dolares. Estamos eufóricos, estamos deseando volver a empezar y asustados. Nos miramos, nos contamos cosas de estos últimos meses. Luego los muertos se lavan los dientes. Los muertos hermosos y para siempre, y su carga de cosas sin resolver que tanto temíamos haber perdido. Louise y yo bajamos a jugar a la ruleta. Le pido que me preste 20 dólares y los pierdo y ella los vuelve a ganar al cabo de una hora y esa es la mejor metáfora que puede ofrecernos el casino. Todo alrededor es nicotina pegada a las paredes. El jugador de la izquierda pierde el pelo y los dientes se le juntan en forma de pico mientras le dice a Louise oh god you're so sexy, y en frente una familia y la madre con la mano rota dice "mijo, a qué número, a QUÉ número!". Apuesta una entre el 7 y el 8, y cinco a rojas, y otras tantas a números fijos, números de nacimientos, y le da codazos con el brazo enyesado al marido gordo de atrás, al hijo, mijo, di algo, la bolita cae, los hombres pequeños con corbata y pelo blanco escribiendo en ráfagas, y nuestro dealer se transforma en un caballo blando. Louise: vámonos. 36 dólares. El ascensor con una manchita de pis. En la habitación los muertos duermen haciendo juego con el wall paper. La habitación tiene un halo amarillo mostaza y es grande para que quepan las familias. Louise me da sexo sucio. Me dice que está cansada, me pide que me siente en su cara y le meta la polla en la boca lo más que pueda. Le veo el cuerpo desde el cuello curvándose de placer y de asco. Se queda dormida. Pero en este lugar nadie más duerme, y toda la ciudad la está mirando, yo apago la luz.
Pensar en esfumarse y en todas las cosas que se esfuman. Pensar en un parkinglot y en un pasillo de tragaperras y en los cementerios. Tapar a los muertos para que no cojan frío. Pensar en Louise.